martes, 17 de septiembre de 2013

Pinceladas Templarias (5), por Jesús Martínez




Los sirvientes de la Orden

El Temple tenía toda clase de oficios en sus filas: sacerdotes, talabarteros, molineros, agricultores, fabricantes, médicos, alquimistas, astrónomos, astrólogos, excelentes cartógrafos, constructores de barcos, carpinteros, etc. Cualquier oficio que quisiéramos pensar, allí estaba. Todos de una inmejorable calidad y cualidad. Los templarios no contrataban a cualquiera. Sus sistemas de espionaje eran muy sofisticados, usados tanto en política como en campañas bélicas. Cuando los disolvieron también sabían perfectamente qué iba a suceder. Ya llegaremos a este punto. Los servicios de espionaje no admitían parangón. Los medios actuales de espionaje son más efectivos, pero para su época, los servicios de espionaje templarios eran perfectos, como he dicho, “no admitían parangón”, "conocer es saber".


Así, donde se establecían con un inmenso poder, eran un Estado dentro del Estado de cualquier señorío feudal o monarquía donde se establecían. Eran también una Iglesia dentro de la Iglesia Cristiana. Ya comentaremos estos términos.

Templarios 5

La educación templaria

Todos los miembros de la Orden, soldados a pie o al caballo, así como los sirvientes, debían saber leer y escribir y también, de forma sencilla, las "cuatro reglas" de aritmética y nociones elementales de la misma. Si no sabían los "freires-guerreros" les enseñaban.


La protección templaria

En el territorio donde se establecían los templarios, todas las gentes quedaban bajo su protección. Una regla elemental de Caballería. Así, muchas prebendas que permitían vejar y maltratar a cualquier persona, quedaban anuladas. En aquella época feudal, se permitía al noble o señor dueño del territorio el "derecho de pernada". En “territorio templario”, aunque se tratara del mismo rey, quedaba prohibida y anulada. ¡Ay de aquel que no lo cumpliese y osase enfrentarse a la ira y ejércitos templarios! Me explico. El señor feudal dueño del territorio otorgaba el permiso para cualquier boda, fuese de su corte o entre plebeyos, protegidos ahora por los templarios. El señor en cuestión tenía el privilegio del "derecho de pernada", es decir, poseer a la novia en la noche de bodas. Hecho que conllevaba que el marido nunca estuviese seguro de que el primer hijo fuese suyo o un bastardo de su señor. En los territorios donde estaban los templarios estaba práctica estaba prohibida.


Hecho insólito entre Hugo de Payns (fundador) y Hugo de Champagne (Hugo Rigaud, conde de Champagne)

Una vez conocido el significado de "pobreza" en los votos templarios, se entenderá por qué el conde de Champagne entregó sus posesiones a "los pobres conmilitones de Cristo", que más tarde sería la Orden de El Temple, antes de ser templario y pasar a ser el noveno fundador, poniéndose a las órdenes de quien habría sido su vasallo.

2 comentarios:

  1. Hola Héctor,
    este derecho de pernada era uno de los muchos tributos (a modo de los actuales impuestos) que debían cumplir los vasallos hacia su señor. Al igual que este, estaban obligados a cumplir otros: las audiencias, las manos muertas, el diezmo a la iglesia, las regalías, el pontazgo... En un tiempo en que el campesino no tenía ningún derecho y todo eran obligaciones, era básico estar protegido por un Señor. Aquí los Cruzados tuvieron un papel importante.
    Un saludo,
    Fco. Javier Tostado

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  2. Hola, Francisco:
    Gracias por tus siempre interesantes aportaciones. Considero que tu dominio de la Historia es muy amplio por lo que esta vez aprovecho para recomendar a los lectores que visiten tu web: www.franciscojaviertostado.com
    Un saludo,
    Héctor Castro

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