martes, 11 de febrero de 2014

“El Príncipe”, de Niccolò Machiavelli (Parte VII)


La cultura y la formación de nuestro personaje se refleja en El príncipe. Sus vastos conocimientos de la Antigüedad clásica greco-latina son muy importantes tal y como se verá a través de la ejemplificación de la que hace gala a lo largo de la obra. Además, Maquiavelo tenía un amplio conocimiento de la lengua latina, aspecto que podemos comprobar en la titulación de los veintiséis capítulos interiores del libro. Asimismo, el autor hace uso de latinismos como item, solum, etc.

Si nos centramos ahora en el estilo y en la forma, aunque esta sea a través de la traducción castellana de Helena Puigdoménech, observamos las complejas estructuras gramaticales que Maquiavelo utiliza. Como durante todo el Renacimiento, Maquiavelo concibe todas sus obras (incluidas las de temática política) como escritos literarios. Estamos ante un libro en forma de tratado, un tratado sobre el Príncipe y el Principado fundamentalmente. El modelo literario, estilístico y conceptual del autor es, sin duda, el modelo latino. Maquiavelo no se rige por ninguna estructura rígida del Renacimiento italiano. Las anáforas, así como multitud de preguntas retóricas, se repiten a lo largo del libro. La sintaxis está muy estructurada y tiene un punto de complejidad y, aunque quizá pueda parecer extraño, no aparecen palabras pomposas ni ornamentos léxicos grandilocuentes. El léxico elegido por el autor se ciñe a la pauta de transmitir, de modo práctico, los consejos políticos para un futuro príncipe gobernante. Estas intenciones aparecen explícitamente citadas en la carta de dedicatoria de Il principe.

Enérgico, sólido, directo, incisivo…, estos son, sin duda, adjetivos que también pueden caracterizar, desde otra vertiente, el estilo de Maquiavelo en El príncipe. A pesar del pragmatismo de esta obra, Maquiavelo es también capaz de levantar pasiones y reacciones emotivas a través de la misma.


2 comentarios:

  1. Hola Héctor,
    ojalá los políticos de hoy en día tuvieran una décima parte de la cultura de Maquiavelo. Seguro que nos iría mejor a todos.
    Un saludo

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  2. Hola, Francisco:
    Yo añadiría que ojalá los dirigentes políticos, en general, tuvieran mucho más sentido común. De este modo, seguro que las cosas irían mejor.
    Un saludo.
    Héctor

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